miércoles, 30 de diciembre de 2015

El rey Ibex 35 tiene orejas de burro


Rebuscando en la genealogía mitológica llego a la consclusión de que nuestro rey Ibex 35, es descendiente directo del rey Midas, del que se sabe que convertía en oro todo lo que tocaba, pero tal vez no sea tan conocido el asunto de sus orejas de burro...


Todos los asuntos que enredaban a estos dioses y semidioses, todas estas historias mitológicas que los antiguos griegos crearon, tienen su réplica en el mundo que llamamos real, el mundo de la materia.
Es por eso que tras  diversos estudios comparativos, y confrontando la extraordinaria similitud de rasgos caracteriológicos, llego a la conclusión de que nuestro rey Ibex 35 es descendiente directo por vía etérica del rey Midas, y por tanto, aunque no se las veamos con nuestros ojos físicos, podemos afirmar sin temor a equivocarnos, que tiene orejas de burro.

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martes, 24 de noviembre de 2015

Actualizando la tradición

Ha sido una semana intensiva de cuentos, bajo esta luna llena del 25 de Noviembre, en que se celebra el día de la eliminación de la violencia contra la mujer. Desde la Comarca Andorra-Sierra de Arcos se me ha encargado contar cuentos en todos sus centros escolares, por la igualdad de género.
Hoy les he preguntado a los niños qué es la tradición. Me han respondido sin dudar: "Es lo que hacen las familias".
Antaño en las familias se contaban cuentos de tradición oral. Pero esta tradición, de donde suelo extraer mi repertorio, adolece de una gran desigualdad de género. Ni corta ni perezosa elijo los cuentos más machistas, saco la tijera, y delante de los niños corto y pego, haciendo las correcciones necesarias, que voy a llamar "actualizaciones" de la tradición.

Ilustración Ana G. Lartitegui

Ojo! Antes de seguir debo aclarar: El cuento de hadas no es machista, como tampoco es monárquico. Es un cuento simbólico, en el que los personajes masculinos y femeninos representan distintas funciones de nuestra sique. Son cuentos de origen misterioso, cargados de un conocimiento que solo un experto  puede descifrar, y no seré yo quien se atreva a modificarlos. Incluso pequeños detalles en estos cuentos son imprescindibles. También quiero matizar, que no es lo mismo un cuento de hadas, que una película de Disney. Lo segundo es un sucedáneo de lo primero.

Una vez salvaguardado el cuento de hadas, tenemos un gran numero de cuentos que condenan a la mujer al ostracismo y la resignación. Esos son los que hay que actualizar, veamos un ejemplo:



"Yo dos y tu uno." (Versión libre). 
Cuento de la tradición oral española, 
recopilado por Antonio R. Almodóvar.

Es una "cuestión de huevos", tanto en el sentido literal como en el figurado. Quiero decir que, comerse dos huevos en este cuento es una expresión de muchas cosas. Es tomar las decisiones en la casa, o tener derecho a mandar callar, y a que no se le lleve la contraria.  El de sentarse por defecto en el asiento del conductor, o ser el primer servido en la mesa. Todo eso es comerse dos huevos. Comerse dos huevos es estar en posición de dominio, y para que haya un dominio tiene que haber un dominado que está perdiendo su energía, sus capacidades, sus oportunidades de desarrollo, su autoestima, y finalmente su salud, física o mental.
Muchos son los varones que tienen verdaderas dificultades para renunciar a este puesto dominante. Seguro que no es fácil, sobre todo después de toda una vida y con toda una carga de herencia genética y mental. Pero no hay otra. Ha llegado el momento de buscar un equilibrio, una relación de pareja en la que no haya dominación. No se trata de que manden las mujeres, sino de estar cada uno al mando de sí mismo, cada uno en su trono, y negociar las cuestiones comunes con igualdad de derechos y obligaciones.
Me estoy refiriendo al hombre dominante, que es lo mas frecuente, pero no dejo de referirme también a la mujer dominante, que abunda también, y no poco.

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domingo, 22 de noviembre de 2015

El otro yo

Cuando se profundiza en el tema de la pareja es inevitable enfrentarse a las cuestiones mas esenciales de nuestra existencia, que es lo que ahora procede hacer. Uno no puede liberarse de su razón parcial sin haber antes comprendido y asimilado, que somos mucho mas que nuestro ego. Mientras persistimos en el pensamiento egóico no es posible romper esa cadena de argumentos y sentimientos que nos conducen  inevitablemente a la confrontación con el otro.

Lo que estamos empezando a comprender es algo verdaderamente misterioso acerca de lo que somos. Si nos enfocamos en que somos un ser que percibe, y que la percepción está condicionada por nuestras emociones, ya nos estamos situando en la dirección correcta. Esto es fácil de aceptar.
Mas difícil pero en la misma dirección, se halla el hecho de que todo lo que percibimos en los otros seres humanos, es un reflejo del interior de cada uno, es decir, somos unos "espejos" de los otros.



Esto es algo que de entrada solo se puede intuir, haciendo uso de la observación y de una gran honestidad con uno mismo. Hace falta un gran valor para aceptar la propia sombra. La sombra es esa parte de nuestro ser de la que no somos conscientes, nuestro lado oscuro. Ahí han quedado olvidadas nuestras experiencias mas dolorosas, los rasgos de nuestra personalidad que no podemos aceptar porque los hemos juzgado y condenado: Todos nuestros fantasmas. Cuando nos relacionamos con los demás, toda esa parte de nuestro ser se proyecta en el otro, sin que nos demos cuenta. Por eso, para conocernos a nosotros mismos, necesitamos relacionarnos con los demás.
En la medida en que juzgamos a los demás, nuestra sombra crece como luna que refleja.En la medida en que los aceptamos,crece nuestra luminosidad, nuestra conciencia, como sol que irradia.

La relación de pareja, como relación mas estrecha entre seres humanos, encierra en si la posibilidad de superar este gran escollo que nos presenta el ego para nuestra evolución.
Primero hay que construir una solida autoestima, como comenté en mi anterior entrada sobre la violencia de género. Luego hay que aceptar. Aceptar no es doblegarse. No es renunciar a nuestra realización. Aceptar al otro es reconocerse en el otro. Comprenderse y perdonarse en el otro. Amar al otro con toda esa enorme carga de imperfecciones.

Y entonces se produce la magia:
 Lo que aceptas, desaparece.
 A veces lleva toda una vida,
o más...




viernes, 6 de noviembre de 2015

Sherezade, la filosofia y los adolescentes

Ayer tuve una grata experiencia, dentro de esta nueva etapa de mi vida profesional, al enfrentarme de nuevo al público adolescente. Mi planteamiento al seleccionar el repertorio para la sesión, fue el de transmitirles cual es la "utilidad" de la narración de historias. Explicar esto con argumentos es algo que hacemos los profesionales ante las instituciones, porque, claro, no vamos a ir a la jefa o jefe de sección de turno contándole cuentos y cantándole canciones...sería poco serio. Lo que hacemos es exponer argumentos para que la programación de estas actividades quede justificada.



Mi estrategia ante el publico adolescente fue contar la historia de Sherezade, que para mí es la historia de las historias, y que ilustra de la manera más eficaz esa "utilidad".
No conté sin embargo historias de las mil y una noches, sino que utilicé a Sherezade como hilo conductor para narrar los cuentos que quise: Cuentos venidos de Oriente. El cuento sufí ha sido mi género preferido, por el ingenio y la profundidad de su contenido, y la belleza de sus imágenes. Son cuentos que antes resultaban demasiado herméticos, pero conforme avanzamos en nuestro desarrollo personal, se van volviendo más accesibles, así que me atreví con ellos para lidiar con público tan escurridizo.

Cual fue mi sorpresa, cuando encontré que escuchaban con tanto interés, y que su nivel de comprensión era tan elevado, así como la capacidad de pensamiento, que traslucía en  preguntas y comentarios. Cómo entienden y manejan conceptos abstractos como la sugestión, la realidad como reflejo de uno mismo, la auto-ayuda.

En fin. Les dije que eran unos pensadores, y unos filósofos. Fueron lo que se llama un público excelente.


Ayer, bajo la luz otoñal de Calanda, en su preciosa Casa de Cultura, 
l@s alumn@s de 4º de la ESO del Instituto, 
me dieron la sensación de estar ante un futuro mejor.
Deus vivens  Verum est

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miércoles, 21 de octubre de 2015

El hijo de un narrador de historias




                        Esta historia que voy a contar , sucedió hace miles de años en la corte de cierto rey persa. Los miembros de la corte eran muy numerosos, y de muy diversa índole: Cada uno desempeñaba una función. Estaban los doctores en leyes, y los jueces, que aplicaban la ley para el orden en la convivencia de la población,  los expertos en finanzas , que administraban los bienes y miraban por la prosperidad del reino,  los jefes del ejército, que defendían el territorio, las autoridades religiosas, que velaban por la paz de las almas, los más ilustres médicos, incluso los elegantes pajes, que daban a la corte un cierto aire de gracia y distinción.

            Sin embargo algunos de ellos, celosos de una porción mayor de poder, empezaron a instigar para que se procediera a una reducción en el número de miembros, de modo tal que poco a poco, fueran acercándose más a su propósito: Estar al lado del soberano.

            Fue así como un día, en uno de los salones se desató una encarnizada discusión, entorno a la inutilidad y superficialidad del narrador de historias en la corte. Después de mucho vociferar, permitieron al narrador defenderse, y él lo hizo de la siguiente manera:

            - "Señores y respetables miembros de la corte. Nada más lejos de mi intención que el contrariarles a ustedes, u oponerme a la decisión que quieran tomar. Me preguntáis qué función desempeña el narrador de historias en la corte, y si me lo permitís, en respuesta narraré una de las historias que me contó mi padre, quien sirvió antes que yo a nuestro soberano en esta misma corte, y del que aprendí el oficio de narrador de historias."

             En ese preciso instante, el rey entró en el salón. Preguntó de qué se trataba, y se sentó a escuchar la historia, que comenzaba de este modo:

             "...Hace mucho, mucho tiempo, en un lejano país gobernaba un rey justo, amado por su pueblo, y temido por sus enemigos. Este rey tenía tres hijas a las que amaba sobre todas las cosas.


La mayor de ellas se llamaba Shafiqa, que significa compasión. Cuando el rey debía juzgar a alguien, solía buscar la compañía de esta hija, porque con ella adquiría la capacidad de ponerse en el lugar de la persona juzgada, y de éste modo podía ser justo y compasivo al mismo tiempo.





           La segunda de las hijas se llamaba Fátima, lo que en el antiguo árabe significa “confianza”. A ella buscaba siempre el rey cuando se le presentaban situaciones delicadas, para disipar sus temores, y así tomar las mejores decisiones.
           La más pequeña se llamaba Maerifa, lo que en aquél antiguo idioma significa “conocimiento” . Esta era la más viajera de todas sus hijas. Siempre estaba de expedición con su séquito, para descubrir nuevos reinos lejanos, y aprender cómo los hombres pueden organizarse y vivir de maneras tan dispares, y también para adquirir conocimiento de otras formas de vida, como las de los animales, las estrellas, las flores…Al regreso de sus viajes, el rey siempre escuchaba emocionado, todo lo que su hija tenía para contarle. Incluso la princesa le contaba al rey lo que sucedía también dentro de su propio reino, porque tenía la habilidad de pasar desapercibida por lugares no frecuentados por la nobleza.
            Pero un día la oscuridad invadió por completo la vida de este rey. Sus tres hijas habían sido raptadas. De inmediato se publicaron bandos por todo el reino, prometiendo la mano de una de ellas para el caballero que lograra rescatar a las tres princesas. El primero en partir fue el jefe de los ejércitos, conocido como Al Jaish, el “bebedor de sangre”. Y después de él partió también otro ministro, el encargado de las finanzas, llamado Al Wuzura.
           Mucho tiempo pasó sin que ninguno de los valientes que lo intentaron, regresara de su empresa con éxito. Las cosas en palacio habían cambiado. Donde antes reinaba la paz, ahora sólo existía temor e inquietud. El rey perdió incluso el control de sus emociones, y empezó a conducirse con crueldad, y a cometer actos irreflexivos, obsesionado como estaba por la desaparición de sus tres hijas.
           No fue sino después de varios años, cuando la esperanza estaba casi perdida, que un narrador de historias se acercara al palacio a pedir licencia a su majestad para emprender la búsqueda de las  princesas. Nadie le animaba, ni confiaba en él. Donde tan valerosos caballeros habían fracasado ¿qué se podía esperar de un humilde narrador? No obstante la licencia le fue concedida, y el joven montado en su caballo, se ponía en camino.

           
            No llevaba mucho cabalgado, cuando, en una posada se encontró a los dos primeros intrépidos ministros que salieron con su mismo propósito: El bebedor de sangre, y el jefe de finanzas. Los dos se encontraban en una lamentable situación. Habían sido saqueados por unos bandidos, y vendidos como esclavos al posadero. Allí servían limpiando los animales de los viajeros. El narrador de historias enseguida pagó al posadero una buena suma por el rescate de aquellos dos hombres, así como un caballo para cada uno de ellos. “De este modo,-pensó-,podemos continuar la búsqueda entre los tres, con lo que tendremos más posibilidades de éxito.” Los dos liberados se sentían en cierto modo humillados al haber sido rescatados por alguien de tal humilde condición, pero, no obstante, se alegraron y aceptaron la propuesta de continuar juntos la búsqueda.


            Siguieron pues los tres su camino. Al cabo de algunos días, encontraron a una anciana que les alojó en su humilde casa, y compartió con ellos un plato de sopa y un trozo de pan. Después de la cena, el narrador deleitó a aquella mujer con una de sus historias, tras lo cual ella dijo: " -De esta historia se desprende que sois hombres sabios. Decidme, ¿qué andáis buscando? Tal vez pueda ayudaros. "Cuando la anciana supo cual era el objeto de su búsqueda, les dijo: “ -Siguiendo este camino todo recto, llegaréis a un gran lago, en cuyas profundidades hay un palacio. En él encontraréis a las princesas.”
            En  cuanto amaneció los tres emprendieron la marcha. Efectivamente, las indicaciones de la anciana eran correctas. Tenían frente a ellos un gran lago, y se proponían sumergirse en él para encontrar el misterioso palacio.
            De los tres, Al Wuzura se mostró el más decidido, y enseguida se puso en acción, amarrando una fuerte soga a un árbol próximo a la orilla y atándose el otro cabo a la cintura. De este modo inició el descenso , y desapareció en las profundas aguas. Pero al poco tiempo, sus dos compañeros le vieron aparecer de nuevo, gritando horrorizado, y tapándose fuertemente los oídos, como si un ruido ensordecedor le estuviera perforando los tímpanos.  Fue entonces el otro caballero, el ministro, quien decidió realizar el intento, pero le sucedió exactamente lo mismo que a su compañero. Salió del agua quejándose aparatosamente de un insoportable ruido bajo la superficie del agua. A continuación era el turno del narrador de historias. Este se las arregló para cerrar sus oídos al espantoso ruido y pudo descender hasta el fondo. Allí estaba el palacio. Abrió su gran portón y se encontró en un gran distribuidor del que partían anchos corredores, escaleras hacia arriba y hacia abajo, y múltiples dependencias que se comunicaban entre sí. Anduvo por allí un buen rato y por fin encontró una estancia en cuyo umbral dormía una bestia. Era un monstruo de varias cabezas que enseguida se despertó y atacó al joven, pero éste, sin dudar, miró a la pared y encontró una daga que parecía estar esperando, así que la tomó y con ella cortó una a una , las siete cabezas del bicho. 


Entró y vio a Shafiqa,  la mayor de las tres hijas del rey. Enseguida le ató la cuerda a la cintura y tiró tres veces de ella con fuerza. Esa era la señal que habían acordado para que los de arriba recogieran la cuerda. Así lo hicieron, y el narrador esperó a que la cuerda volviera a sumergirse. Después de esto, el narrador continuó su búsqueda por el palacio, hasta que halló a la segunda de las hijas, a Fátima,
También custodiada por un monstruo al que derribó de igual manera, la princesa Fátima fue liberada y ascendida a la superficie del lago junto a su hermana. Mientras esperaba la cuerda de vuelta, el narrador buscó a la tercera princesa, y no tardó en encontrarla. También tuvo que derribar al guardián, lo que no le supuso gran esfuerzo, y liberó a la más joven, que también era, por cierto, la más encantadora de las tres. No le importaba esperar, ya que la compañía de tan hermosa mujer le resultaba muy agradable, pero pronto se dio cuenta de que algo no iba bien, porque tardaban mucho en bajar la cuerda de nuevo.

           -“Creo que te han traicionado”, dijo la princesa. “Tus  supuestos compañeros se han marchado con mis hermanas y nos han abandonado aquí, pero no temas. Mira. Esta caja es mágica. Puedes pedirle lo que quieras.”
Entonces el narrador abrió la caja, y le pidió estar en la orilla del lago, junto a la princesa, y a bordo de una gran faluca adornada con insignias de realeza. Al instante así se cumplió, y el narrador navegó junto a la joven Maerifa rumbo a la ciudad, que era la capital del reino.

            Entre tanto los dos traidores habían regresado en sus caballos, y entregado al rey a sus dos hijas rescatadas, aludiendo que, lamentablemente no habían hallado rastro de la tercera.
El rey, que se alegró enormemente por el reencuentro con sus queridas hijas, y lloró amargas lágrimas por aquélla, a la que pensaba, había perdido para siempre, acordó con sus presuntos valerosos caballeros sendas bodas, tal y como se había prometido.

            Todo en palacio se parecía a un final medio feliz, cuando de pronto el rey recibió el aviso de la arrivada a puerto de una lujosa embarcación con nobles insignias. ¿De quién podría tratarse?   

            Cuando el rey vio descender del navío a su hija, la más pequeña, aquella a la que pensaba no iba a volver a ver, su corazón se ensanchó, recuperó al instante la salud que había perdido, y honró al narrador de historias concediéndole la mano de su hija, y , cuando se desveló la traición de los otros dos, fueron desterrados para siempre. Así es como sucedió."

           Terminada la narración de esta historia, volvemos a la corte del rey, que había permanecido atento a cada una de las palabras del narrador.
Sin más, sentenció que nunca permitiría que faltara en la corte un narrador de historias, porque su función era realmente imprescindible.


Versión del cuento recopilado por el maestro sufi Idries Shah en su obra "El buscador de la verdad" 

jueves, 13 de agosto de 2015

Violencia de género

He aquí un tema pilar, de los que se nos han venido encima, y para el que se nos está requiriendo repertorio. De diversas maneras ya se está abordando a nivel colectivo, pero como todo tema capital, precisa además de la conciencia de cada individuo para ser reconducido.
A mi entender, la violencia es una manifestación de nuestro ser más primitivo,  esa parte animal que todavía no hemos alcanzado a superar en nuestro proceso evolutivo. Violencia en su amplia acepción, es resolver por la fuerza la necesidad de dominio, o la necesidad de defensa contra el dominador. Se recurre a la violencia cuando no se dispone de otros medios menos dolorosos, como el diálogo, la negociación, o la toma de decisiones que eviten la confrontación, agotadas las vías anteriores. Cuando los sentimientos están enredados y  las vidas comprometidas, se dan situaciones de difícil manejo, que a menudo acaban en violencia, con abundantes pérdidas, daños y sufrimiento que además, trasciende generaciones.




Cual es la raíz y cual el remedio.
Conviene discernir sobre la raíz del problema, para empezar a detectarla cuando aflora en nuestra mente, y arrancarla, cuantas veces sea necesario, como la mala hierba.
Esta raíz se llama necesidad de dominio, que ya he mencionado, así como la necesidad de ser dominado. Las dos caras de la misma moneda se dan en nuestras personalidades,  y así es como se ha configurado esta civilización, a todo nivel, y de ahí es de donde habremos de salir, más pronto que tarde, si queremos sobrevivir como especie.

El remedio para esta perversa necesidad síquica, tan profundamente arraigada en nuestra mente, es en el que ya vengo insistiendo: El Amor. Vamos a llamarle otra vez autoestima: Amor por sí mismo. La personalidad que goza de una sólida autoestima nunca llegará a tener una relación de pareja con alguien que pueda maltratarle. Es una garantía, y se puede afirmar categóricamente.

Tal vez todavía somos aprendices del Amor, porque escasea tanto en nuestra sociedad, que apenas recientemente estamos descubriendo que, lo que entendíamos por amor es en realidad una dependencia afectiva también perversa, generada por una baja autoestima.

Tampoco está demasiado claro todavía el concepto de "sí mismo", que no debe confundirse con nuestro "yo". Nuestro "yo" es solo una pequeña parte de nuestro Ser. Esta es la madre de todos los corderos. No debemos amar a nuestro "yo"; eso sería egoísmo.

A quien debemos aprender a amar es al Ser que somos.


 Tenemos primero que descubrirlo.
 Solo así, podemos salir del atolladero. 
He decidido creer que lo vamos a lograr, 
porque ya muchos hemos puesto en ello
 nuestro intento inflexible.
Ya seguiremos hablando.




viernes, 10 de julio de 2015

Poesía infantil



Mi casa está iluminada;
ocho estrellas la guardan,
una luna y un farol.

Mi casa está en lo alto,
para ver desde lejos
si te acercas o no.

Mi casa está en un árbol
de profundas raíces,
para que sople el viento
y no me caiga yo.

A mi casa se sube
convertido en nube.
De mi casa se baja
en una tinaja.
***




Ilustración: Ana Lartitegui
Texto: Cristina Lartitegui







martes, 30 de junio de 2015

Noches de Juglares

El pasado 25 hice mi primera actuación para adultos en el ciclo Noches de Juglares, en Zaragoza.
Es un ciclo que cumple  20 años,  y de cuyos inicios  participé.











Cuando los ciclos maduran se genera en torno a ellos también una madurez del público; ésto se notó la pasada noche y fue para mí una gran satisfacción.














Conté un par de cuentos largos, de alta densidad. Y luego otros, más cortos, en lenguaje inventado. Todo nuevo repertorio, y diferentes formas de narración. También me estrené con el rap, (y sin chivato!, tuve suerte de que un buen técnico asistiera la actuación). Tenía previsto haber aligerado con un número de animación, porque soy consciente de que la capacidad de escucha es limitada, y no hay que abusar de ella. Siempre trato de equilibrar esto con diferentes recursos, pero por razones técnicas, no se pudo hacer, y tuve que narrar y narrar.



A pesar de ello, puedo decir que obtuve un nivel máximo de atención de los espectadores de principio a fin.  Estaban clavados, y no se oía el vuelo de una mosca. Ninguno, de los cientocincuenta que asistieron se perdió una sola frase. Sé que era ese el número de espectadores, porque coincidió con el número de dátiles que llevé contados, y dí un dátil a cada espectador, sin que sobrara ni faltara ninguno. Es mi manera de contar cabezas; primero las cuento, y luego ellas acuden, sin necesidad de cartel anunciador.
En definitiva, mis expectativas en cuanto al grado de interés que puede suscitar mi trabajo en el respetable público, se vieron superadas, y  ésto llenó mi ánimo de seguridad.

Entrando en mi tiempo estoy, según parece, no hay tacha.

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martes, 14 de abril de 2015

Limpieza del subconsciente colectivo

Los cuentos de tradición oral son aveces modificados, según las épocas o los modelos sociales. Hace escasamente 15 años que se modificó uno de los cuentos mas potentes de nuestra tradición. Me refiero al querido Los Tres Cerditos. Mi hijo estaba en  edad de escuchar  cuentos, y una servidora ejercía ya el oficio de narradora, pero nada pude hacer para convencer al retoño de mis entrañas de que el lobo realmente se comió al cerdito pequeño y también al mediano.



En aquel entonces, la escuela estaba haciendo su intento de recuperar valores. Se implantaba la asignatura de "alternativa" para los alumnos que no quisieran ir a clase de religión, pero la "alternativa" era plenamente desconocida, y lo que hacían durante esa hora, era que los niños que no iban a religión pudieran hacer sus deberes. A eso le llamo actitud prudente.
Fue desde aquél desconocimiento de la educación ética que se consintió que el cuento  Los Tres Cerditos fuera vilmente pervertido, y trataré ahora de analizar esto, por si pudiera resultarle a alguien de interés.



Los que nacieran en los años sesenta o antes, recordarán que el cerdito pequeño, había fabricado su casa con paja, para terminar pronto e irse a jugar. Cuando vino el lobo y sopló,  su casa no aguantó, y fue devorado por el lobo. Tres cuartos de lo mismo le sucedió al cerdito mediano, que se había tomado más molestias, pero no las suficientes, construyendo su casa con tablas. El único cerdito que sobrevivió y además luego derrotó al lobo fue el mayor de los tres, que con gran esfuerzo se había construido una casa de ladrillos.





Vino el sistema educativo de finales de los noventa, y dijo que eso de que el lobo comiera cerditos era una cochinada, -valga la redundancia-, que los cuentos tienen que ser decorosos y no fomentar la agresividad. Bajo estas premisas, y sintonizando con Disney, enseñaron a los niños que el cerdito perezoso que no se había esforzado y se había entregado plenamente al placer, no tuvo ningún problema: Cuando su casa voló por el soplido del lobo, corrió y se metió en casa de su hermano. Luego volvió a suceder lo mismo con la casita de madera, y los dos cerditos tuvieron tiempo de refugiarse en casa del hermano mayor. No hubo sangre ni dolencia, solo un pequeño susto, pero nada más.





Estos educadores, sin ser conscientes de ello, estaban transmitiendo a nuestros hijos el mensaje de que el esfuerzo no vale la pena, ni es necesario.

Esta es la interpretación a un nivel muy superficial de la conciencia, pero lo más lamentable es lo que sucede en las profundidades abisales de nuestra mente, a saber:




Resulta que la casa que los cerditos construían, es el símbolo de la estructura síquica de la persona. Esta debe de ser sólida, porque tendrá que soportar el ataque del lobo, que representa también una parte de nuestro ser, justo aquella que se oculta en nuestro inconsciente, y debemos mantener bajo control: Nuestros bajos instintos, los impulsos destructivos, la maldad, la envidia, los vicios,  y una gran sensación de vacío que se representa en la voracidad del lobo.



El inconsciente está sumido en la oscuridad. Carece de la luz de la conciencia, y esto es lo que nos hace sentir como un inmenso agujero negro en nuestro interior. Unos intentan llenar ese vacío con comida, otros con bebida, o con humo, de  más o menos densidad. Otros con preciosas bolsas de ropa muy cara, o con pares y pares de zapatos. Muchos quieren que su pareja llene ese vacío...y no se puede. El vacío interior es nuestro inconsciente,y siempre estará allí. El lobo es una parte enorme de nuestro ser. Lo único que podemos hacer con él es aceptarlo, y mantenerlo eso sí, bajo vigilancia.


Para lograrlo es imprescindible que seamos capaces de construir, con esfuerzo, una casa de ladrillos, con buenos cimientos. La cultura y la educación ética, son el mortero de esos cimientos.



Con mi hijo de cuatro años presencié impotente este desvarío del subconsciente colectivo canalizado por la Disney y legitimado por el  sistema educativo. Lejos de mi intención culpabilizar; quien no haya cometido errores en su vida que tire la primera piedra. Lo que pretendo es señalar este detalle como ejemplo del papel que los cuentos pueden representar en el terreno de la educación. Este caso de perversión de un cuento, no es más que una ramificación de la inmensa raíz de la corrupción que padecemos. No vayan a pensar que lo de la corrupción es cosa de la política...ni mucho menos: La política es solo la punta del iceberg, y la corrupción es también cosa de cada uno consigo mismo, su limpieza interior, y su coherencia.

En fin. Tenía esta espina clavada desde hace quince años, y ya me la he quitado. Por suerte quedan todavía muchos, muchos cuentos. Habrá que conocerlos un poco más, y protegernos de la manipulación mental que se  ejerce sobre nosotros y sobre nuestros niños, desarrollando la capacidad de discernimiento, y aprendiendo a hacer lectura subliminal, para que no nos la cuelen tan fácilmente.

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martes, 24 de marzo de 2015

Día Mundial de la Narración Oral

El pasado 20 de Marzo y bajo eclipse solar, se celebró el Dia Mundial de la Narración Oral.
Tuve la suerte de participar en un evento tan interesante como el IV Maratón de Cuentos del Colegio San José de Calasanz de Zaragoza.
Durante toda la Jornada los niños de este cole están escuchando a uno y otro narrador. Los invitados a narrar son escritores, ilustradores, periodistas, maestros, narradores y también padres y madres, osea, gente. Hay distintos espacios y todo transcurre con perfecta organización y fluidez.
Los alumnos están ya habituados a este evento, y lo reciben con ilusión. Ya están entrenados en el ejercicio de la escucha, y sin duda encontrarán gran beneficio en ello.



No es en vano que se le adjudique a la Narración Oral un Día Mundial en el calendario. Su ejercicio, ligado intrínsecamente al de la escucha, es una práctica que requiere en estos tiempos de especial atención. Por un lado son grandes los tesoros que guarda la oralidad, en cuanto al arte de la palabra dicha, y en cuanto a la sabiduría de sus contenidos. Pero además, el potenciar el ejercicio de la escucha es una necesidad apremiante.

Esta sociedad en la que vivimos, se está llevando por delante tantas capacidades y a tal velocidad, que habremos de ser muy eficaces en salvaguardar aquello que nos interese sin demora. La costumbre de no escuchar está peligrosamente arraigada. Parece que si escuchamos, somos menos que el que habla. Por eso en vez de escucharle, preparamos rápidamente una respuesta. No soportamos que el otro tenga la palabra, mientras nosotros permanecemos callados. El penoso espectáculo que ofrecen las tertulias televisivas debería ya estar prohibido. Una vez más, sufrimos la intoxicación de los medios de masas. La masa nos aplasta con sus feas costumbres.




Cuando uno acude a una sesión de narración oral, se convierte en disolvente de la masa.
Al igual que en la lectura, el poner nuestra atención en una historia, libera a nuestra mente de su diálogo interno, infructuoso y desgastante,

Si al contar una historia consigo que alguno de los oyentes se olvide de sí mismo por un breve lapso, me doy por satisfecha, pues le habré hecho un pequeño gran servicio.

lunes, 16 de marzo de 2015

El cuento afinado

El cuento tradicional es una pequeña obra del ser humano que duerme en la memoria de las gentes, o en las páginas de los libros, hasta que alguien lo cuenta. Entonces tiene una vida fugaz en la que suena, con mayor o menor nitidez.
Muchos factores intervienen para que el cuento suene bien: La ausencia de ruido, el ambiente envolvente, la voz y la pericia del narrador, la disposición física y anímica del auditorio...Pero hay una circunstancia imposible de controlar, cuya existencia depende exclusivamente del azar: La ocasión.


Lo que todo narrador mas anhela es la ocasión de contar un cuento. No me refiero a una sesión de cuentos programada al uso, sino a  una ocasión de la vida, fuera del contexto profesional, en la cual la narración del cuento tiene sentido porque clarifica o desentraña la situación venida, arrojando luz sobre ella.
Cuando el cuento encuentra su verdadera ocasión de ser narrado es como si rejuveneciera, acaso después de mil años de espera. No me cabe duda de que los cuentos tienen una carga energética, no exenta de intención. Decimos los cuenteros: " yo no elijo el cuento, sino que el cuento me elige a mi". Creo que es exactamente así, porque los cuentos están, como digo, cargados de conciencia, buscando su ocasión.


Una de las habilidades del narrador profesional es elegir el cuento para la ocasión social, sea evidente o  veladamente. Aveces los cuentos no se oyen del todo a la primera, sino que dejan una resonancia,y es más tarde cuando, como una pompa de jabón,  liberan el mensaje. Cuando sucede de esta manera, el efecto es de mayor eficacia que cuando la comprensión es directa e inmediata. Esto no obedece a ninguna ley,  ni se puede convertir en objeto de estudio, sólo de observación personal. Cada cuento además tiene distintos niveles de comprensión, y cada oyente alcanza el suyo.

El narrador es un resonador que afina el cuento a la ocasión, afina sus palabras, y su voz, para que estas pequeñas obras del ser humano cumplan su misteriosa y delicada función.

lunes, 2 de marzo de 2015

Jardín de infancia

Nunca olvidaré a la madre Mena. Ella era la coordinadora de Jardín de Infancia ( párvulos, 1º y 2º EGB) cuando yo iba al cole. Nos recibía cada mañana en el vestíbulo y nos daba un beso a cada niña. Calculo que diariamente  a las nueve de la mañana su saludo al sol eran unos 320 besos. Aquella mujer que irradiaba amor y felicidad, nos contaba cuentos.



Tenía un fuerte magnetismo, conseguía de nosotras lo que quería, porque la adorábamos, y ella nos adoraba. Ella dejó su huella como figura de autoridad femenina. Jamás se mencionó la palabra "respeto", porque el respeto que ella emanaba era incuestionable. No recuerdo riñas ni castigos, sólo recuerdo admiración unánime hacia ella.
Era otra época, desde luego. Todavía no existía el consumismo y los niños no éramos los protagonistas del mundo, ni mucho menos.

Los maestros de hoy día tienen ante sí un reto enorme y fascinante. En realidad toda la sociedad está ante ese reto:  la regeneración.


El primer paso ya se ha dado, que es aceptar la necesidad de la regeneración. Ahora todo va a seguir su proceso inevitablemente. Aunque todavía estamos en la oscuridad, ya se ven muchas reflexiones y un enfoque hacia una nueva educación, y hacia una nueva sociedad. Es un avance importante, que hace diez años no se advertía, aunque sí se advertía  fracaso escolar, niños con hiperactividad, trastornos de la atención, del sueño y otros desórdenes, mucho antes de que llegara la crisis. El resultado de la sociedad de consumo es verdaderamente catastrófico para el ser humano, pero creo que había que pasar por él para nuestra evolución. Inescrutables son los caminos.
El cambio empieza por el individuo. No se espere que institución alguna vaya a solucionar nada, si no hay un cierto número de individuos que hayan iniciado un proceso interior de regeneración.

Aprender a aprender. Aprender que no se puede enseñar sin aprender. La humildad es nuestra primera asignatura.

Veamos qué nos dice el Maestro Rumi:


Cuento para la humildad



miércoles, 25 de febrero de 2015

Cuentos para desmentir IV

...¿Cómo diría yo? Está bien adaptarse a la sociedad, ser todo lo políticamente correcto que se pueda, pero llegado el momento, es preferible guardar las distancias.. Especialmente cuando la sociedad presenta síntomas inequívocos de estar en un avanzado proceso degenerativo, el excesivo esfuerzo de adaptación conlleva un elevado riesgo de contraer demencia. Parece una exageración, y no lo es.

Un día los marginados eran tantos que configuraron una nueva sociedad y una nueva corrección política, a la que los antiguos correctos se sumaron de inmediato. Se había cambiado de patrón y de sastre. Y aún así había quien no conseguía adaptarse.





Cuida tu traje, pero sobre todo ¡vigila tus andares!






domingo, 15 de febrero de 2015

Cuentos para desmentir III

Nadie dijo que estaba muy contento con lo que era. Alguien le replicó: "Claro, si estuvieras en mi lugar no te sería tan fácil." Cualquiera dijo que eso lo hace cualquiera, pero todo el mundo se quedó pasmado.

Nadie dijo entonces que lo importante era no sentirse importante, y alguien se molestó mucho, porque a él le había costado gran esfuerzo y sacrificio llegar a ser lo que era. Cualquiera opinó y tal, pero todo el mundo calló, y cayó justo en la cuenta.

Nadie dijo que hacía lo quería hacer, y que decía lo quería decir. Alguien rabió, mientras cualquiera tomaba nota y todo el mundo comprendió algo aquel día.




Hay una sutil diferencia entre No ser nadie, y Ser nadie. 
Lo primero es frustrante, lo segundo liberador.


jueves, 12 de febrero de 2015

Cuentos para desmentir II

 Hubo un tiempo en el que los espejos no habían sido inventados. Hombres y mujeres solo podían ver su imagen reflejada en un agua quieta.
Ahora, en la década de los selfis, descubrimos, o mejor dicho recordamos que no somos exactamente la imagen que el espejo refleja, sino la que nos devuelven nuestros semejantes. Arduo trabajo  el despertar de la mente.
No se pueden explicar estas cosas, porque tampoco se pueden entender. Por eso los chinos de la antigüedad, que eran muy sabios, jugaban al despiste con la razón, , y se inventaron este cuento:





Mantén bien limpio el espejo, pero sobre todo
¡cuidado, que no se rompa!

miércoles, 11 de febrero de 2015

Cuentos para desmentir I

¿Qué me dirías si te dijera que todo es posible?

La imaginación es la función mental de concebir todos los  posibles. Por tanto, aquello que nuestra imaginación concibe es ya posible. Puede que no sea probable, que nunca llegue a suceder, o puede que suceda contra todo pronóstico. Depende de las voluntades, las confluencias, y en definitiva de la energía que nutre esa imaginación. Lo que no es posible definitivamente es aquello que nunca fue imaginado.

Sería interesante estimular la imaginación y darle campos de cultivo desde tierna infancia hasta larga madurez. Porque si no, puede ocurrirnos como al personaje de este cuento; me refiero al director del circo, que por falta de imaginación, creyó que ya lo había visto todo en su circo, y no se le ocurrió pensar que  tal vez lo nunca visto estaba delante de sus narices.




Somos así de pánfilos, creemos que sabemos, y nos perdemos maravillas.
Ay, este mono... que duro es de pelear.

sábado, 31 de enero de 2015

La magia de los cuentos

El mundo de los cuentos es un puente en el que nos encontramos con nuestro oculto compañero, el subconsciente. El subconsciente colectivo nos envía mensajes en forma de cuentos, que se parecen a los sueños, porque en ellos suceden cosas aparentemente imposibles, pero que sin embargo, tienen una similitud con la realidad material: Son su reflejo.

Cuando un cuento nos cala, nos acompañará en nuestro camino, y un día los acontecimientos nos sonarán al cuento, y comprenderemos muchas cosas. Eso es vivir el cuento.




Conforme nos vamos familiarizando con la magia de la existencia, vemos que no es tan mágica. Sólo era desconocida para nosotros, y ahora que estamos en este proceso evolutivo al que llamamos crisis, es posible explicar y comprender cosas que antes hubieran sido tachadas de locura o esoterismo. Esto se llama apertura mental, y los cuentos, como el arte en general, son un detonante para la apertura mental.



Hay que tener el valor y la entereza de soltar aquello que nos proporciona seguridad, para adentrarnos en el terreno de la incertidumbre porque, sólo allí se puede uno encontrar con el aspecto mágico de la existencia. Por eso el miedo, del que tanto se habla ahora, es, ciertamente nuestro peor enemigo. Los héroes de los cuentos, siempre fueron los más desprotegidos, los aparentemente más débiles y menos pertrechados.