martes, 24 de noviembre de 2015

Actualizando la tradición

Ha sido una semana intensiva de cuentos, bajo esta luna llena del 25 de Noviembre, en que se celebra el día de la eliminación de la violencia contra la mujer. Desde la Comarca Andorra-Sierra de Arcos se me ha encargado contar cuentos en todos sus centros escolares, por la igualdad de género.
Hoy les he preguntado a los niños qué es la tradición. Me han respondido sin dudar: "Es lo que hacen las familias".
Antaño en las familias se contaban cuentos de tradición oral. Pero esta tradición, de donde suelo extraer mi repertorio, adolece de una gran desigualdad de género. Ni corta ni perezosa elijo los cuentos más machistas, saco la tijera, y delante de los niños corto y pego, haciendo las correcciones necesarias, que voy a llamar "actualizaciones" de la tradición.

Ilustración Ana G. Lartitegui

Ojo! Antes de seguir debo aclarar: El cuento de hadas no es machista, como tampoco es monárquico. Es un cuento simbólico, en el que los personajes masculinos y femeninos representan distintas funciones de nuestra sique. Son cuentos de origen misterioso, cargados de un conocimiento que solo un experto  puede descifrar, y no seré yo quien se atreva a modificarlos. Incluso pequeños detalles en estos cuentos son imprescindibles. También quiero matizar, que no es lo mismo un cuento de hadas, que una película de Disney. Lo segundo es un sucedáneo de lo primero.

Una vez salvaguardado el cuento de hadas, tenemos un gran numero de cuentos que condenan a la mujer al ostracismo y la resignación. Esos son los que hay que actualizar, veamos un ejemplo:



"Yo dos y tu uno." (Versión libre). 
Cuento de la tradición oral española, 
recopilado por Antonio R. Almodóvar.

Es una "cuestión de huevos", tanto en el sentido literal como en el figurado. Quiero decir que, comerse dos huevos en este cuento es una expresión de muchas cosas. Es tomar las decisiones en la casa, o tener derecho a mandar callar, y a que no se le lleve la contraria.  El de sentarse por defecto en el asiento del conductor, o ser el primer servido en la mesa. Todo eso es comerse dos huevos. Comerse dos huevos es estar en posición de dominio, y para que haya un dominio tiene que haber un dominado que está perdiendo su energía, sus capacidades, sus oportunidades de desarrollo, su autoestima, y finalmente su salud, física o mental.
Muchos son los varones que tienen verdaderas dificultades para renunciar a este puesto dominante. Seguro que no es fácil, sobre todo después de toda una vida y con toda una carga de herencia genética y mental. Pero no hay otra. Ha llegado el momento de buscar un equilibrio, una relación de pareja en la que no haya dominación. No se trata de que manden las mujeres, sino de estar cada uno al mando de sí mismo, cada uno en su trono, y negociar las cuestiones comunes con igualdad de derechos y obligaciones.
Me estoy refiriendo al hombre dominante, que es lo mas frecuente, pero no dejo de referirme también a la mujer dominante, que abunda también, y no poco.

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domingo, 22 de noviembre de 2015

El otro yo

Cuando se profundiza en el tema de la pareja es inevitable enfrentarse a las cuestiones mas esenciales de nuestra existencia, que es lo que ahora procede hacer. Uno no puede liberarse de su razón parcial sin haber antes comprendido y asimilado, que somos mucho mas que nuestro ego. Mientras persistimos en el pensamiento egóico no es posible romper esa cadena de argumentos y sentimientos que nos conducen  inevitablemente a la confrontación con el otro.

Lo que estamos empezando a comprender es algo verdaderamente misterioso acerca de lo que somos. Si nos enfocamos en que somos un ser que percibe, y que la percepción está condicionada por nuestras emociones, ya nos estamos situando en la dirección correcta. Esto es fácil de aceptar.
Mas difícil pero en la misma dirección, se halla el hecho de que todo lo que percibimos en los otros seres humanos, es un reflejo del interior de cada uno, es decir, somos unos "espejos" de los otros.



Esto es algo que de entrada solo se puede intuir, haciendo uso de la observación y de una gran honestidad con uno mismo. Hace falta un gran valor para aceptar la propia sombra. La sombra es esa parte de nuestro ser de la que no somos conscientes, nuestro lado oscuro. Ahí han quedado olvidadas nuestras experiencias mas dolorosas, los rasgos de nuestra personalidad que no podemos aceptar porque los hemos juzgado y condenado: Todos nuestros fantasmas. Cuando nos relacionamos con los demás, toda esa parte de nuestro ser se proyecta en el otro, sin que nos demos cuenta. Por eso, para conocernos a nosotros mismos, necesitamos relacionarnos con los demás.
En la medida en que juzgamos a los demás, nuestra sombra crece como luna que refleja.En la medida en que los aceptamos,crece nuestra luminosidad, nuestra conciencia, como sol que irradia.

La relación de pareja, como relación mas estrecha entre seres humanos, encierra en si la posibilidad de superar este gran escollo que nos presenta el ego para nuestra evolución.
Primero hay que construir una solida autoestima, como comenté en mi anterior entrada sobre la violencia de género. Luego hay que aceptar. Aceptar no es doblegarse. No es renunciar a nuestra realización. Aceptar al otro es reconocerse en el otro. Comprenderse y perdonarse en el otro. Amar al otro con toda esa enorme carga de imperfecciones.

Y entonces se produce la magia:
 Lo que aceptas, desaparece.
 A veces lleva toda una vida,
o más...




viernes, 6 de noviembre de 2015

Sherezade, la filosofia y los adolescentes

Ayer tuve una grata experiencia, dentro de esta nueva etapa de mi vida profesional, al enfrentarme de nuevo al público adolescente. Mi planteamiento al seleccionar el repertorio para la sesión, fue el de transmitirles cual es la "utilidad" de la narración de historias. Explicar esto con argumentos es algo que hacemos los profesionales ante las instituciones, porque, claro, no vamos a ir a la jefa o jefe de sección de turno contándole cuentos y cantándole canciones...sería poco serio. Lo que hacemos es exponer argumentos para que la programación de estas actividades quede justificada.



Mi estrategia ante el publico adolescente fue contar la historia de Sherezade, que para mí es la historia de las historias, y que ilustra de la manera más eficaz esa "utilidad".
No conté sin embargo historias de las mil y una noches, sino que utilicé a Sherezade como hilo conductor para narrar los cuentos que quise: Cuentos venidos de Oriente. El cuento sufí ha sido mi género preferido, por el ingenio y la profundidad de su contenido, y la belleza de sus imágenes. Son cuentos que antes resultaban demasiado herméticos, pero conforme avanzamos en nuestro desarrollo personal, se van volviendo más accesibles, así que me atreví con ellos para lidiar con público tan escurridizo.

Cual fue mi sorpresa, cuando encontré que escuchaban con tanto interés, y que su nivel de comprensión era tan elevado, así como la capacidad de pensamiento, que traslucía en  preguntas y comentarios. Cómo entienden y manejan conceptos abstractos como la sugestión, la realidad como reflejo de uno mismo, la auto-ayuda.

En fin. Les dije que eran unos pensadores, y unos filósofos. Fueron lo que se llama un público excelente.


Ayer, bajo la luz otoñal de Calanda, en su preciosa Casa de Cultura, 
l@s alumn@s de 4º de la ESO del Instituto, 
me dieron la sensación de estar ante un futuro mejor.
Deus vivens  Verum est

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