miércoles, 25 de febrero de 2015

Cuentos para desmentir IV

...¿Cómo diría yo? Está bien adaptarse a la sociedad, ser todo lo políticamente correcto que se pueda, pero llegado el momento, es preferible guardar las distancias.. Especialmente cuando la sociedad presenta síntomas inequívocos de estar en un avanzado proceso degenerativo, el excesivo esfuerzo de adaptación conlleva un elevado riesgo de contraer demencia. Parece una exageración, y no lo es.

Un día los marginados eran tantos que configuraron una nueva sociedad y una nueva corrección política, a la que los antiguos correctos se sumaron de inmediato. Se había cambiado de patrón y de sastre. Y aún así había quien no conseguía adaptarse.





Cuida tu traje, pero sobre todo ¡vigila tus andares!






domingo, 15 de febrero de 2015

Cuentos para desmentir III

Nadie dijo que estaba muy contento con lo que era. Alguien le replicó: "Claro, si estuvieras en mi lugar no te sería tan fácil." Cualquiera dijo que eso lo hace cualquiera, pero todo el mundo se quedó pasmado.

Nadie dijo entonces que lo importante era no sentirse importante, y alguien se molestó mucho, porque a él le había costado gran esfuerzo y sacrificio llegar a ser lo que era. Cualquiera opinó y tal, pero todo el mundo calló, y cayó justo en la cuenta.

Nadie dijo que hacía lo quería hacer, y que decía lo quería decir. Alguien rabió, mientras cualquiera tomaba nota y todo el mundo comprendió algo aquel día.




Hay una sutil diferencia entre No ser nadie, y Ser nadie. 
Lo primero es frustrante, lo segundo liberador.


jueves, 12 de febrero de 2015

Cuentos para desmentir II

 Hubo un tiempo en el que los espejos no habían sido inventados. Hombres y mujeres solo podían ver su imagen reflejada en un agua quieta.
Ahora, en la década de los selfis, descubrimos, o mejor dicho recordamos que no somos exactamente la imagen que el espejo refleja, sino la que nos devuelven nuestros semejantes. Arduo trabajo  el despertar de la mente.
No se pueden explicar estas cosas, porque tampoco se pueden entender. Por eso los chinos de la antigüedad, que eran muy sabios, jugaban al despiste con la razón, , y se inventaron este cuento:





Mantén bien limpio el espejo, pero sobre todo
¡cuidado, que no se rompa!

miércoles, 11 de febrero de 2015

Cuentos para desmentir I

¿Qué me dirías si te dijera que todo es posible?

La imaginación es la función mental de concebir todos los  posibles. Por tanto, aquello que nuestra imaginación concibe es ya posible. Puede que no sea probable, que nunca llegue a suceder, o puede que suceda contra todo pronóstico. Depende de las voluntades, las confluencias, y en definitiva de la energía que nutre esa imaginación. Lo que no es posible definitivamente es aquello que nunca fue imaginado.

Sería interesante estimular la imaginación y darle campos de cultivo desde tierna infancia hasta larga madurez. Porque si no, puede ocurrirnos como al personaje de este cuento; me refiero al director del circo, que por falta de imaginación, creyó que ya lo había visto todo en su circo, y no se le ocurrió pensar que  tal vez lo nunca visto estaba delante de sus narices.




Somos así de pánfilos, creemos que sabemos, y nos perdemos maravillas.
Ay, este mono... que duro es de pelear.