Mi estrategia ante el publico adolescente fue contar la historia de Sherezade, que para mí es la historia de las historias, y que ilustra de la manera más eficaz esa "utilidad".
No conté sin embargo historias de las mil y una noches, sino que utilicé a Sherezade como hilo conductor para narrar los cuentos que quise: Cuentos venidos de Oriente. El cuento sufí ha sido mi género preferido, por el ingenio y la profundidad de su contenido, y la belleza de sus imágenes. Son cuentos que antes resultaban demasiado herméticos, pero conforme avanzamos en nuestro desarrollo personal, se van volviendo más accesibles, así que me atreví con ellos para lidiar con público tan escurridizo.
Cual fue mi sorpresa, cuando encontré que escuchaban con tanto interés, y que su nivel de comprensión era tan elevado, así como la capacidad de pensamiento, que traslucía en preguntas y comentarios. Cómo entienden y manejan conceptos abstractos como la sugestión, la realidad como reflejo de uno mismo, la auto-ayuda.
En fin. Les dije que eran unos pensadores, y unos filósofos. Fueron lo que se llama un público excelente.
Ayer, bajo la luz otoñal de Calanda, en su preciosa Casa de Cultura,
l@s alumn@s de 4º de la ESO del Instituto,
me dieron la sensación de estar ante un futuro mejor.
Deus vivens Verum est
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